NUESTRA HISTORIA COMIENZA EN EL 1991

Todo comenzó en la cocina de la Familia Muñoz Feliciano en el barrio Jagüey de Aguada: 

 “Una noche en casa, mi familia y yo teníamos hambre, era tarde y todo estaba cerrado, queríamos un sándwich, pero no había pan. Fui a mi patio, tomé algunos plátanos de la mata y empecé a experimentar en la cocina. Hice dos tostones alargados y los usé como tapas para el sándwich. Así surgió mi primer Sándwich de Plátano” - Jorge Muñoz  (padre fundador). 

Comenzamos a compartir los sándwiches de plátano con familiares y amigos.

Su felicidad y emoción en cada bocado no tenían precio. Después de la gran aceptación y que muchos querían probar este invento, nos animaron a abrir un negocio en nuestra ciudad natal, Aguada. Con tres hijos y un trabajo, el tiempo y el dinero eran limitados, pero fuimos por el sueño; compramos una pequeña casita de almacenamiento y comenzamos con la venta del sándwich de plátano.

Nuestro primer día de operación fue el 1 de diciembre de 1991. Abrimos sin nombre, hasta que uno de nuestros clientes; un niño de cinco años, al probar el sándwich de plátano gritó: “¡Esto está bien LOCO!” Entonces supimos que habíamos encontrado el nombre; su reacción emotiva y espontánea nos inspiró y nombramos el negocio: Plátano Loco.”

 
 

EL SÁNDWICH DE PLÁTANO NOS LLEVÓ A EXPANDIR…

¨El rápido crecimiento nos tomó por sorpresa, pero creemos que fue nuestra clara visión de cocinar cada plato con el mismo amor reconfortante que ofrece una casa puertorriqueña, lo que cautivó al cliente. La fama iba creciendo más rápido que la estructura. En 1993 agrandamos por primera vez, a una estructura de madera con algunas mesas.

Era un tiempo sin redes sociales, anunciar un producto no estaba al alcance de todos, mas fue el “boca en boca” el que siguió atrayendo clientes. Así, trepados en una montaña en el oeste de la isla, personas de cada pueblo comenzaron a visitar Aguada en busca de este innovador sándwich. 

 

¡¿Quién diría que un sándwich nos destacaría en el mapa y atraería personas de tantas partes del mundo?! 

La prensa local e internacional comenzó a visitarnos. Esto provocó que creciera la popularidad y con esto las filas de espera de hasta dos horas. Personas del área metropolitana y visitantes de EE.UU. comenzaron a llegar por vernos en periódicos y entrevistas. Para este tiempo uno de los periódicos locales que se distribuía en áreas donde vivían boricuas como en Chicago, llevó nuestra innovación al exterior.  Varios negocios comenzaron a emular el concepto de Sándwich de Plátano lo que provocó que se internacionalizara nuestra receta.

Era 2001, había llegado el momento de la próxima expansión. Pudimos comprar una casa que estaba en el terreno de al lado y la convertimos en cocina. En septiembre 11 de 2001, mientras nos mudábamos a la nueva estructura, comenzó la noticia de las Torres gemelas. Imposible olvidar esta fecha. 

Los años seguían pasando, los clientes seguían llegando.

A medida que pasaba el tiempo se integraban más platos al menú, todos con gran aceptación. Nuestro menú incluía: sándwich de plátano, sopitas de plátano, palitos de plátano, pizza de plátano, Isla (nuestra versión de mofongo), “burgers” de plátano, flan de plátano y mucho más. A la vez, la economía del país iba cambiando drásticamente. Esto hizo que la industria de la comida evolucionara a espacios con menos gastos operacionales y de fácil acceso como los “foodtrucks”. Ya las constantes visitas a la montaña iban mermando. Había que atemperarse al tiempo y permanecer relevante. 

 
 

CON VIENTOS HURACANADOS NOS LANZAMOS A RINCÓN

Una nueva generación

En 2017, en manos de la nueva generación; Jorge hijo y su esposa Normariliz, deciden continuar el legado platanero trasladando el negocio a otro pueblo.  Emprenden la búsqueda de una nueva casa para Plátano Loco, se necesitaba un lugar de fácil acceso y que atrajera nueva clientela. La idea era vender un menú más rápido y limitado para despacharlo “To-go”. Comenzamos a crear una nueva línea de “burgers” de plátano, era un producto fácil de comer y atractivo. Era un riesgo que valía la pena intentar para poder seguir la tradición platanera.

Conseguimos el lugar idóneo en Rincón; pueblo de turistas y locales. Era la oportunidad de seguir compartiendo internacionalmente nuestra cultura culinaria, pero desde casa. Construimos el ¨foodtruck¨ en forma de una casa de madera que representaba nuestros comienzos, nuestra raíz. A semanas de iniciar operaciones en Rincón, el 20 de septiembre de 2017 nos visita el Huracán María. 

 

El fin de una era

El “after” María cambió todos los planes y las prioridades. El plan del ¨foodtruck¨ quedó en pausa. El enfoque era conseguir suministros básicos para la sobrevivencia de la familia. Agua, productos no perecederos y gasolina, se convirtieron en el reto diario. Por otro lado, la estructura de Plátano Loco en Aguada había sufrido grandes daños. Adicional a esto, sabíamos que como secuela del huracán, se aproximaría la escasez del plátano: nuestra materia prima. Lo poco que se conseguía era a precios excesivos.

Las compras de carnes y demás productos se hacían cada vez más complicadas. Finalmente, el cierre por deslizamientos de carreteras principales para llegar hasta el negocio, dificultaba la llegada de clientes. Fueron días difíciles y de muchas decisiones. Luego de 27 años con mucha nostalgia y agradecimiento, decidimos culminar operaciones en Aguada. El último día en servir en la montaña fue el domingo 27 de mayo de 2018. 

… ¡el comienzo de otra!

Unos meses antes de cerrar Aguada, el 3 de febrero de 2018 y marcados por tantos sucesos, logramos inaugurar nuestro nuevo ¨foodtruck¨ en Rincón. Los planes y el concepto de solo vender algunos platos, se tuvieron que cambiar y rediseñar todo el equipo.  Ahora éramos el único Plátano Loco y había la necesidad de incluir todo el menú. 

 
 

DESPUÉS DE MARÍA, NOS FUIMOS A LA COSTA.

 
 

Era hora de regresar a Aguada.

La estructura del local viejo no lo hacía viable. Necesitábamos un nuevo sitio en Aguada, que fuera más accesible y con amplio estacionamiento. Estuvimos semanas buscando, hasta que vimos un local dentro del balneario del Pico de Piedras que estaba disponible. Era una propiedad municipal, por lo que tuvimos que entrar a un proceso de propuestas. Fueron semanas de mucha incertidumbre y espera. Finalmente, nos llegó la respuesta; nuestra propuesta había sido aceptada y ahora podríamos rentar el local. 

En este nuevo sitio, teníamos el espacio para incluir un área de barra. Queríamos ofrecer una gama de tragos que no se encontrara en la opción local, pero que representara nuestra cultura puertorriqueña. La idea era diseñar un trago para cada paladar con el toque creativo de Plátano Loco, utilizando ingredientes frescos y locales. Luego de varios meses de laboratorios creativos, de la mano de uno de los más destacados en la industria coctelera; Misael Morales Ramos, logramos completar el Menú de coctelería. 

¡Alcanzamos el objetivo!

Nuestra coctelería se destaca por utilizar ingredientes locales y frescos con los que creamos nuestros jarabes, mezclamos frutas, especias y alcohol de una manera inesperada y refrescante. Pelamos a mano el jengibre, exprimimos cada limón, le sacamos la cáscara a cada tamarindo y cortamos la piña; cada uno de estos detalles se acentúa en cada sorbo. 

El 6 de mayo de 2021 inauguramos la nueva localidad en Aguada. Ahora ubicados entre arena, playa y los más hermosos atardeceres. Por primera vez incorporábamos coctelería y por supuesto, ¡hay un cóctel de plátano! Abrimos justo a tiempo para celebrar nuestro 30 aniversario. Estar aún operando en la industria culinaria de Puerto Rico y permanecer como uno de los favoritos entre locales y visitantes de la Isla, pese a tantos retos, fue y sigue siendo motivo de gran celebración. Mirar hacia atrás y ver todo lo que ha transcurrido, todo lo que hemos crecido…Ver cómo siguen llegando nuestros primeros clientes, pero ahora casados, multiplicados y acompañados de la próxima generación, es la mayor satisfacción que podemos tener. 

 
 

Todo comenzó en la cocina de una familia puertorriqueña, impulsados por el amor a la familia, la cocina y los amigos.

Tres décadas han pasado y nos sigue moviendo lo mismo. Nos adaptamos, crecemos, aprendemos y seguimos. Aún quedan muchos platos de plátano por servir.

¡Qué continúe la Generación platanera!